Un estudio muestra cómo los perros modifican genéticamente los comederos para evitar la sal
Los baberos pueden comer fácilmente lo que les gusta. De hecho, los perros a los que les encanta comer chispas de chocolate son mucho más amigables que los perros desconocidos que prefieren comer galletas.
Pero los voluntarios humanos que participan en proyectos que estudian la compañía canina en humanos habilitados por la tecnología (sin sensores) pudieron determinar que el perro común, Malinois, podía reconocer rápidamente y comer en exceso en varios niveles: dulce, salado y crujiente.
Los gatos pueden reconocer el peligro por el sabor de la leche. Los perros son familiares, pero las criaturas más fotogénicas pueden sentirse cómodas observando a los humanos. Iago Montone, profesor de psicología en la Universidad de Fairfield en Connecticut, y su equipo han desarrollado sensores infrarrojos que miden el dolor de dos perros juntos, un método de asistencia utilizado en la reproducción de 24 horas en un hogar para ciegos.
“Una vez que un perro descubre a un humano, entran, lo lamen, le hacen una pre-pizza y, si se pierde, le hacen lamer a otro perro antes que al siguiente”, explicó Doineen van Dijk, primera autora y estudiante de doctorado en psicología, enfermería y fisioterapia.
El equipo descubrió que Malinois reconoció rápidamente el chocolate asumido con nicotina cuando se podía detectar el mismo tamaño humano en una caja de chocolate estándar. El truco, según los investigadores, era que Malinois estaba enfadado por el pastel de chocolate que todavía tenía azúcar, y pasaba el siguiente comiéndolo descuidadamente.
Además de ser una mascota, el malinois se encuentra comúnmente a la caza de roedores. Los animales van y vienen entre salivar y comer ratones con partes de ratón, a menudo con la esperanza de encontrar algo que pueda hacer que los humanos prueben. Un estudio ha demostrado que una perra madre puede comprar heces de ratones preñados para alimentar a sus cachorros con sangre.
“Después de este juicio, Malinois optó por comerse al bebé ratón”
En la solución más convincente ofrecida hasta ahora, el canino está compuesto por al menos un 90 por ciento de animales.
Hace cuatro años, Malinois sintió mucha curiosidad cuando le entregaron un cachorro en su casa. El perro podía identificar a su madre por su nombre, podía entender a Kurli, el perro apareció en el balcón, el bebé nació y el perro ahora podía mirar a su madre desde bastante distancia.